No le temía al frío ni a la sequía del invierno.

Estaba muy tranquila sabiendo que pronto se convertiría en brote lo que tanto le dolía.
En cambio le teme a la abundancia que sabe de la falta posterior como consecuencia inevitable.

Pánico al verano. Al día después de tenerlo todo.

Nunca supo vivir con excedentes, jamás la vi tirar manteca al techo.

La conozco guardada y en latencia. debajo de la tierra abrazando el oscuro frío.

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